viernes, 30 de diciembre de 2022

2022. El oscuro camino hacia el edén

Una vez más, como cada año, llegó el 31 de diciembre. Momento para analizar y hacer balance de como ha ido el año a nivel personal.
Definitivamente, creo que el 2022 no me ha tratado bien. No ha sido justo conmigo.
Tal vez, en años anteriores, por mi pasividad o mi conformismo, me he ganado a pulso el balance positivo a lo largo de los 365 días. Pero esta vez era diferente, le he puesto ganas e ilusión de veras. Sin embargo, ha sido una hostia tras otra.

Se supone que, salud, dinero y amor, son los pilares fundamentales de la vida de cualquier individuo. Bien. Pues, en lo que a mi respecta: Dinero, mal. Amor, fatal. Salud catastrófica.

Este año ha estado marcado por el dolor, sobre todo físico.
Contraje el maldito Coronavirus al poco de iniciar el año y desde entonces no he dejado de sentir dolor y encadené hasta dos bajas laborales seguidas.
Me llegué a sentir prácticamente un inválido.
A día de hoy, aún me sigue sigo dolorido por una Artritis.

Sentimentalmente, creo que ha sido uno de los peores años de mi vida.
Comencé el año tocado tras una gran decepción a finales de 2021. Y acto seguido, un fantasma del pasado regresó a mi vida para volver a ilusionarme y una vez más, como ya hiciera hace años, joderme la vida durante un tiempo.
Quizás por mi momento de vulnerabilidad fue más fácil embaucarme de nuevo.
Durante muchos meses me he culpado por ello. Por dejarme engañar, por caer de nuevo en la trampa hasta que entendí que no era mi culpa el hecho de confiar en la gente, en los propósitos de enmienda y el tener ganas de enamorarme.

Laboralmente tampoco fue muy bien la cosa.
Más allá de firmar un contrato como fijo-discontinuo (Lo que mejora mis condiciones laborales), he trabajado poco y por lo tanto también he cobrado poco. Además siempre lo he hecho martirizado por todos los dolores que antes he mencionado.

2022 era un claro candidato a entrar en el olimpo de "Peores años de mi vida" si no fuera por que un 12 de noviembre, sobre las 17:00 horas aproximadamente, todo cambió por completo.
Ese día. A esa hora nacía Eric González Torrado, mi sobrino, hijo de mi hermana.
En el primer cruce de miradas, de repente, fue como si todos los dolores, ese oscuro pasado que me había jodido durante tanto tiempo y todo el paupérrimo año se desvanecieran y dieran paso a un soleado día de playa.

Desde entonces, laboral y económicamente también han mejorado las cosas y me han aportado tranquilidad.

Los dos últimos meses del año han sido tan buenos como malos fueron los otros 10.
Por tanto, el balance se ha quedado bastante bien.

También creo que todo esto me ha hecho más fuerte.
No haberme abandonado y dejado caer como antaño habla de mi buena evolución y mi madurez a la hora de afrontar las adversidades.


2022 se acaba y yo me quedo con un pequeño tesoro que ha nacido para cambiarnos la vida, con los buenos momentos vividos con mi familia y los divertidos viajes con mis amigos siguiendo a mi Recre.

Al final hasta le voy a dar las gracias a 2022... Pero que se acabe ya, por favor.

¡¡Feliz año 2023 a todos/as!!