lunes, 28 de septiembre de 2015

Vivir para desamar

Y de pronto, como quien no quiere la cosa, vas y te enamoras. Cojonudo, se te acaba de joder la vida o, al menos, todos los planes que tenias para ella.
En el momento en que sientes como una estaca atraviesa tu pecho, abriéndose paso en la caja torácica y finalmente clavarse en el órgano encargado de distribuir la sangre por todo el cuerpo. En ese mismo instante tiene lugar el principio del fin. El ocaso que desembocará en un desierto de dolor.

Todo empieza por un estómago revuelto, seguido de sudoración, insomnio o estado febríl.
Después llega la etapa móvil. No quedará emoticonos en dicha aplicación para demostrar tu amor.
TODO IBA BIEN...

Así comienza la historia sobre mi mundo sentimental.

Pero tiene que acabar.
Quizás una ruptura dolora y otra que ni siquiera llegó a nacer. Todo esto sumado a la enfermendad de mi madre y algún que otro trauma que arrastraría.
De esas circunstancias casi todo el mundo sale en demasia pero a mi, a mi me ha hundido.
Quedé tan tocado que caí al fondo de pozo. Costó algo reaccionar pero conseguí salir. Pero algo era raro... algo no iba bien. El ser que salió de aquel agujero infecto no era yo, era una masa de lodo con una apariencia cercana a la mia. (Es como los huevos de chocolate. Forma identica pero eco en su interior).
Había recuperado mi cuerpo pero mis capacidades emocionales... Perdí el control sobre ellas.
Actitudes, aptitudes, seguridad, son cualidades que se quedaron en el pozo.

Ahora, tengo casi 24 años y estoy solo.
Se extrañan los abrazos, los besos, el jugueteo de tus pies con los mios bajo la inmensidad del edredón, el olor a café, el aroma de tu pelo recién lavado mientras yo dormia sobre él.

Es que, bajo mi punto de vista es la ausencia de confianza la que me ha reventado la vida.
Cada vez que alguien se acerca me pone nervioso. Y no hablemos de mantener una relación sentimental... Ni me lo planteo.

PD: Seguramente, este texto, no valga nada. Solo lo he escrito.

Pero tanta añoranza a pasado a convertirse en tristeza y apatía.
Todos necesitamos a alguien a nuestro lado y me mantenga en equilibrio.

Yo también quiero, por supuesto que quiero, pero como ya dije al principio. Que mis actitudes y aptitudes se hundieron en aquel pozo.

No valgo la pena, porque eso es lo que veo en la mirada de gente.

PD: Si escribo esta porquería de texto es porque lo necesitaba, necesitaba sacarlo fuera.

Buenas tardes.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Se de un lugar

Desde que el mundo es mundo, el corazón ha sido siempre un "lugar" antes que un vulgar órgano. Ese "lugar", a lo largo de la vida de cada individuo se ha llenado, se ha vaciado, roto, congelado, abierto... y un largo etcétera que hace que después de muchos años se apague junto a nosotros del desgaste.

Una de las fases en las que ese "lugar", ubicado justo detrás del esternón con tendencia a la izquierda sufre más y es capaz de cambiar mil veces el color de sus paredes es el amor.
El amor. Ese, a veces largo y a veces efímero letargo en el que dos corazones son capaces de sincronizar tan precisamente sus latidos que logran entonar la mejor melodía del mundo a mil kilómetros que a milímetros de que los labios impacten.
Pero también, igual que cualquier reloj del mundo, el amor también atrasa y cuando eso ocurre resulta inevitable que uno de los dos corazones se caiga de esa sincronicidad antes que el otro.
Esa traumática desconexión, para uno es casi automática; si es que alguna vez la hubo; Pero el que queda colgado puede seguir sumido en ese sueño mucho más tiempo. Y aunque lo niegue, puede seguir vagando eternamente con las heridas abiertas, con el reloj congelado... y con su "lugar" deshabitado buscando otro corazón que entone la misma canción. Pero eso es imposible. Ninguna canción es idéntica a otra. Todo cambia. Tú, yo, ellos, nosotros... todos cambian. Hasta la decoración de ese jodido "lugar" cambia.

En el amor no hay miedo que acojone más que el de quedar colgado. Bueno, no hay miedo que más acojone que el amor. Sentir tu "lugar" estremecerse impotente al verse invadido. Pero bueno, después el calor lo apacigua todo.

Por eso pienso que todos deberíamos tener derecho a decorar nuestro "lugar", a sentir esa conexión casi mística al menos una vez en la vida.

Y seguramente, mientras escribo esta mierda de texto cargado de fracaso y autocompasión, esté muriéndome por volver a sentir esa sincronicidad. Pero claro, eso es imposible puesto que el miedo nunca fue una vía, sino, una brecha. Una brecha demasiado ancha como para poder saltarla con facilidad.


Conecta, desconecta, rompe, pinta, abrasa o haz lo que quieras con tu "lugar", pero utilízalo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Cuestión de tiempo

Siempre que cierres una puerta, asegúrate de echar bien el cerrojo porque nunca sabes cuando el tiempo te la va a volver a jugar. Nunca sabes cuando abrirá una rendija por la que colará unos recuerdos que tu creías enterrados.
Como el tiempo es tan hijo de puta, siempre suele aparecer para hacer daño y es por ello que los recuerdos que manda son aquellos que te jodieron algún momento de tu vida y que tanto te costó hundir el baúl donde los guardaste.

De repente, se te amarga la boca y la garganta vuelve a anudarse... y descubres que el tiempo solo te dió ventaja. Unos días, unos meses, unos años; Que más da. Todos somos marionetas del tiempo y las circunstancias.

Y la verdad es que no se porque estoy escribiendo esto puesto que el panorama que ahora se me presenta es alentador. Quizás Cronos vino a visitarme y dejó propina.