viernes, 18 de septiembre de 2015

Se de un lugar

Desde que el mundo es mundo, el corazón ha sido siempre un "lugar" antes que un vulgar órgano. Ese "lugar", a lo largo de la vida de cada individuo se ha llenado, se ha vaciado, roto, congelado, abierto... y un largo etcétera que hace que después de muchos años se apague junto a nosotros del desgaste.

Una de las fases en las que ese "lugar", ubicado justo detrás del esternón con tendencia a la izquierda sufre más y es capaz de cambiar mil veces el color de sus paredes es el amor.
El amor. Ese, a veces largo y a veces efímero letargo en el que dos corazones son capaces de sincronizar tan precisamente sus latidos que logran entonar la mejor melodía del mundo a mil kilómetros que a milímetros de que los labios impacten.
Pero también, igual que cualquier reloj del mundo, el amor también atrasa y cuando eso ocurre resulta inevitable que uno de los dos corazones se caiga de esa sincronicidad antes que el otro.
Esa traumática desconexión, para uno es casi automática; si es que alguna vez la hubo; Pero el que queda colgado puede seguir sumido en ese sueño mucho más tiempo. Y aunque lo niegue, puede seguir vagando eternamente con las heridas abiertas, con el reloj congelado... y con su "lugar" deshabitado buscando otro corazón que entone la misma canción. Pero eso es imposible. Ninguna canción es idéntica a otra. Todo cambia. Tú, yo, ellos, nosotros... todos cambian. Hasta la decoración de ese jodido "lugar" cambia.

En el amor no hay miedo que acojone más que el de quedar colgado. Bueno, no hay miedo que más acojone que el amor. Sentir tu "lugar" estremecerse impotente al verse invadido. Pero bueno, después el calor lo apacigua todo.

Por eso pienso que todos deberíamos tener derecho a decorar nuestro "lugar", a sentir esa conexión casi mística al menos una vez en la vida.

Y seguramente, mientras escribo esta mierda de texto cargado de fracaso y autocompasión, esté muriéndome por volver a sentir esa sincronicidad. Pero claro, eso es imposible puesto que el miedo nunca fue una vía, sino, una brecha. Una brecha demasiado ancha como para poder saltarla con facilidad.


Conecta, desconecta, rompe, pinta, abrasa o haz lo que quieras con tu "lugar", pero utilízalo.