jueves, 13 de febrero de 2014

Deuda eterna

Todos tenemos una derrota que arrastramos a lo largo de la vida, una muesca en la culata que hace que sintamos un pellizco. Todos conservamos un amor que se mantiene impasivo al paso del tiempo y las circunstancias.
Ese amor que por intenso o por imposible quedó grabado a fuego, ese que con su definitiva ausencia te hace ser consciente de que por mucho empeño que le pongas, jamás hallaras la felicidad completa.
 Se acabó, el tiempo pasó y té atropelló dejando en la cuneta planes y caricias que quedaron petrificados.
Y puedes recorrer el mundo, conocer a miles de personas, podrás tener una vida; una gran vida, pero siempre rondará tu cabeza la eterna pregunta de "¿Qué habríamos sido?".

Quizás ya no sea amor, quizás solo nostalgia; pero es esa nostalgia que quema al roce con la piel, la que vuelve la mirada en tiempos oscuros... la que rompe tu paraguas en días de lluvia.

Tú tienes tu vida, ella tiene la suya pero el hilo aún cuelga del extremo que tú agarras.


El corazón no es altruista, si él te regala un sentimiento tú tienes que corresponderle con decisión y valentía. Y ese amor inmortal no es más que una deuda que arrastrarás de por vida.