jueves, 26 de agosto de 2021

Propulsión

Me llaman la "Lanzadera espacial". Si, como esos vehículos de lanzamiento que se les acoplan a los cohetes para ayudarles en el despegue y una vez fuera de órbita se desprenden para no ser un lastre y caen la vacío.

Así, aparezco en el camino de algunas vidas destruidas y las ayudo a recomponerlas diciéndoles lo que me gustaría decirme a mi. Y funciona. Joder si funciona...
Funciona hasta el punto de coger un impulso imposible de parar.
Cuando rompemos la barrera del sonido y estamos a punto de tocar las estrellas empezamos a perder velocidad y de repente salta un "clic" que automáticamente me hace comprender que la maniobra de desacople es inminente. Entonces me separo y dejo que esa vida se escape con toda su energía y con parte de la mía mientras yo inicio la caída libre al vacío.

Tras el impacto contra el suelo, a mi, no me cura nadie y debo esperar a que el tiempo selle mis fisuras hasta volver a estar en plenitud para rescatar otra vida a la deriva más.

Supongo que todas estas maniobras de ingeniería aeroespacial tiene su origen en la falta de herramientas para afrontar la vida desde un prisma negativo.
Nos adoctrinan desde la edad más tierna para que lleguemos a ser lo que debemos ser y no para lo que queremos ser. Esto crea frustraciones y traumas por no cumplir las expectativas que se nos impusieron.
De este modo, tendemos a suplir las frustraciones con relaciones con personas a las que idealizamos y creemos perfectas para mitigar nuestros fracasos y así estar en paz.
Otras veces tan solo nos vale que alguien nos apoye y se preocupe por nosotros. Alguien que nos haga sentirnos importantes ante sus ojos y cuando, por fin, creemos estar al mismo nivel recolocarnos bien la ropa y olvidar a esa persona que nos ayudó en nuestro peor momento saltando sobre su cabeza.
Eso si. Enterrar bien profundo su cadáver.
Que el mundo supiera de ese vínculo significaría reconocer las debilidades que se suponía no deberíamos tener.

El desacople es una maniobra terriblemente cruel pero, al fin y al cabo, es pura supervivencia social y emocional.