martes, 11 de diciembre de 2012

Verde

Igual que después de la tormenta siempre viene la calma, tras el dolor aparece el sosiego.

Me he pasado este último año vagando por un inmenso desierto, soportando constantes tormentas de arena y sin más compañera que la amarga soledad.
Sediento, exhausto y por primera vez en mi vida mostrando mis debilidades a tumba abierta, veía próximo mi final.
Pero de repente un día y sin avisar se reactiva el mecanismo.
Fue fundamentalmente el volver a enfrentarme a mis miedos lo que me hizo reaccionar. Ese miedo era ella, el miedo a volver a ponerme frente a ella y sacar mis sentimientos a relucir.
Sin embargo nunca podría imaginar lo que iba a sentir al charlar con ella. Volví a experimentar esa maravillosa sensación que me enamoró de ella pero con algunas diferencias de un año atrás, sin esa ansiedad de no poder tenerla, sino con un sentimiento de gratitud.
El hecho de refugiarme en mis amigos, en la música de David de Maria y Vanesa Martín que son los encargados de componer la banda sonora de mi vida, en el amor hacia ella, pero sobre todo en la esperanza de que todo mejore han conseguido aportarme aliento y cambiar el desierto antes mencionado en un virgen paraíso a mi disposición por explorar.

Gracias a todas y cada una de las personas que han aportado al menos una palabra apoyo hacia mi....eternamente agradecido.

Hoy zarpa mi barco con destino incierto, he ahí lo excitante.