martes, 15 de abril de 2014

Posdata: Por fin un amor saludable

Cuán malvado es el destino que hizo cruzar nuestros caminos bajo circunstancias adversas...
Y es que nada ni nadie podría hacer imaginar que dos personas tan diferentes al resto del mini universo que nos rodea pudieran encontrarse alguna vez.
Siempre se dice que dos polos del mismo signo tienden a repelerse, que dos personalidades muy parecidas siempre chocan entre sí, pero bueno, en todos los ámbitos hay excepciones. Eso es lo que somos para el destino, una excepción... una gran excepción.
La vida se encargó de colocarnos en lugares distintos y a destiempo. La vida de cada uno de nosotros se fue sucediendo en universos diferentes. Nuestras vidas fueron ajenas la una de la otra hasta el momento en el que se unieron por un diminuto punto, una decisión tomada en el alambre de mis legendarias dudas.
Fue entonces, con nuestro primer encuentro, con la colisión de nuestras miradas cuando se produjo una fractura en los planes del destino.
Desde entonces fuimos descubriendo que nuestros mundos eran más parecidos de lo que podríamos imaginarnos, tanto, que a veces costaba diferenciarlos.
Largas parrafadas nocturnas y puras sonrisas diurnas hacían un "Big bang" de cada encuentro.
De repente, un día llegaron las tormentas de invierno. Llegaron a incomunicarnos pero jamás mataron lo que sentíamos el uno por el otro.
Pero por fin llegó la primavera, y con ella volvieron a brotar aquellas sonrisas, aquellos momentos de conexión que hacían mágica mi existencia.

Pero más allá de las circunstancias, del momento, de la posibilidad de escribir nuestra historia o dejarla inédita, la verdad es que quererte solo me ha echo bien.

Y ahora sé que te quiero. Y se que querer no puede ser un error porque gracias a ti descubrí que hay otra forma de amar, una forma menos dolorosa y con más risas que lamentos.
Quererte iluminó mi camino en los días más oscuros que pasé en mi vida.
Amarte me hizo replantearme mi vida y el mundo en general, en definitiva, crecer como persona.
Y por encima de todo, has conseguido que los recuerdos escuezan menos y que poco a poco se disipe la niebla en el horizonte.

Después de conocerte creo que eres la improbabilidad más inevitable que habrá en mi vida.