sábado, 14 de marzo de 2015

Objetivos

Por mucho que nos empeñemos en creer que somos libres, que tenemos las riendas de nuestra vida; No se puede negar que la vida, sea de quien sea, siempre se divide en las mismas etapas, en las que deberemos cumplir unos objetivos concretos.
Si algunos de esos objetivos quedan inconclusos es muy probable que las secuelas se hagan evidentes en un futuro demasiado próximo.
Esos objetivos quedan anclados en el pasado, ejerciendo de lastre en nuestro porvenir.
Los objetivos incumplidos de hoy serán las provisiones que escaseen en la batalla que se librará mañana.

Lo malo es que mi contador de objetivos incumplidos se inició hace bastante tiempo y sigue aumentando cada día.
Miedos que atenazan y circunstancias que lastran precipitan mis errores.

Por culpa de mis tropiezos, mi vida está coja. Y los que tenemos la vida coja somos muy de buscar quien la calce, y que todo vuelva a girar.
Pero no nos engañemos. Un calzo en nuestra vida no garantiza nada más allá de un bienestar pasajero con riesgo de desestabilización ante cualquier nuevo traspié.

No volquemos nuestras insatisfacciones, resarcirnos de nuestros errores pasados en los demás porque probablemente estemos terminando de jodernos la vida... y de paso, se la estemos jodiendo a alguien a quien queremos.

El pasado no se cambia midiendo nuestros pasos. El pasado es pasado, y solo regresa para recordarnos quienes somos, con lo bueno y con lo malo. Con todo, pasado.